COLOMBIA: de buen vecino a prepotente país

Historicamente, Colombia se ha caracterizado por ser un aliado nuestro en el contexto político y económico internacional. Han sido pocas las veces en que algunas discrepancias nos incomodaron, pero estas fueron resueltas mediante el diálogo franco y directo. Sin embargo, esa amabilidad ha desaparecido completamente desde que hemos tenido gobiernos que no miran más allá de sus viscerales intereses. Durante la época de Lucio Gutiérrez no se hizo nada al respecto, a pesar de que hubo choques violentos en algunos pueblos fronterizos e incursiones militares colombianas. El inepto canceiller  Zuquilanda no se dió jamás por aludido, tal es así que en el campo internacional no abrió su boca para pedir explicaciones del hundimiento de barcos ecuatorianos en manos de la armada de Estados Unidos, aún cuando el propio vocero de la embajada norteamericana confirmó los hundimientos. En la era Palacio algo cambió pero finalmente las acciones fueron débiles e ineficaces. En la actualidad, la tónica continúa con Colombia incursionando cada vez que quiere, matando ecuatorianos y negándose a dar explicaciones, a la vez que las indemnizaciones no han llegado oportunamente a los afectados ecuatorianos. Las fumigaciones son otro de los atropellos de Colombia; incluso llega a decir que son irreversibles (léase: lo haremos sin importar lo que diga Ecuador).
Con esa actitud de Colombia y la debilidad de nuestra política internacional, es difícil llegar a acuerdos mediante el diálogo. Lo que nos queda es esperar que el gobierno de Rafael Correa levante su voz con firmeza y decisión, caso contrario los vecinos del Norte junto con su aliado Norteamericano continuarán con el irrespeto a las fronteras, a la vida de nuestra gente y la naturaleza de nuestro Ecuador.