Monday, October 01, 2007

Ecuador: tenacidad y esperanza de cambio

Los resultados de ayer, al obtener el movimiento Alianza País virtualmente una mayoría en la asamblea constituyente, otorgan un veredicto: la gente no ha estado conforme con el país de las últimas tres décadas y deseaba cambiar la estructura del país. El triunfo aplastante de ayer no es una sorpresa ni una novedad, es la ratificación del anhelo del pueblo ecuatoriano por salir de la postración en la que se ha mantenido, naufragando permanentemente ante los embates del poder político de los partidos tradicionales, de la banca devoradora, de la ineficacia y pasividad deliberada de los organismos estatales de control. Este anhelo ya se puso de manifiesto cuando ungió a Abdala Bucaram como el hombre que podía cambiar el estatus quo del país; sin embargo, su incapacidad y emborrachamiento provocada por el poder le arrastró a priorizar sus ambiciones económicas y fue echado entre borrascosas nubes de corrupción. Y apareció, de entre el tumulto un coronel Gutiérrez, brioso, rebelde contra el estado de cosas de aquel entonces; el pueble pensó: este es quien estábamos esperando, y le catapultó, junto con los siempre relegados indígenas, hacia Carondelet. Parecía que el país había dado finalmente en el blanco. Sin embargo, en pocas semanas fue absorbido por los hábiles titiriteros del país, se olvidó del discurso de cambio, lucha contra la oligarquía y corrupción, y peor aún, de un puntapié expulso a los indígenas que fueron el motor de empuje en su carrera hacia palacio, evidenciando que ya una vez arriba, lo que le importaba era mantenerse poderoso, olvidando a los de abajo, aquellos que buscaban un cambio, igualdad de oportunidades en educación, producción, acceso a salud. Un día de abril de 2005, el pueblo le devolvió el puntapié propinado anteriormente por el coronel y lo echo a correr desesperadamente por la pista del aeropuerto de Quito. Afortunadamente, la llama por liberarse de ese sometimiento al poder reinante no se había apagado. Apareció Rafael Correa, también actor de la primavera de abril, y el pueblo, en un inicio con recelo por los fracasos anteriores vividos, le dio un segundo puesto en las votaciones, para posteriormente ratificarle su confianza con la presidencia del país. Los primeros meses de gobierno transcurrieron marcados por la actitud hostil de la oposición que movía fichas, muchas veces con demasiada torpeza y actuaba deliberadamente para desacreditar de cualquier forma al popular presidente. Atacaba por todos los frentes: tiburones, videos, alza de precios de productos básicos, chavismo, holocausto financiero, etc... La pregunta que cae por su propio peso es: Que tiene este hombre que lo hace invulnerable ante tanto ataque opositor? La respuesta es que, a diferencia de Abdala, Lucio y de Jamil con su letal feriado bancario, traidores de la esperanza de cambiar el país, Rafael Correa ha mantenido indeclinablemente su posición y objetivos propuestos desde las primeras campañas política: ayuda social, asamblea constituyente para el cambio, lucha contra el status quo establecido por los grupos dominantes del país. Así, el pueblo ecuatoriano ve en su proyecto la balsa de color verde esperanza para sacar al país del naufragio y llevarlo a puerto seguro en tierra firme.

1 comment:

Anonymous said...
This comment has been removed by a blog administrator.